Uno de los mayores costes a los que tienen que hacer frente las sociedades mercantiles y trabajadores autónomos es sin duda el referido al pago de sus obligaciones tributarias. Por tanto, todo empresario debe tratar, en la medida de lo posible, de reducir la carga fiscal a la que se somete su empresa, en lo que sería una suerte de optimización del coste impositivo.
A la hora de llevar un negocio, ya sea como trabajador autónomo o mediante una sociedad interpuesta, la optimización de los impuestos afecta en buena medida al grado de eficiencia económica del mismo negocio.
Por ejemplo; saber a partir de qué nivel de beneficios conviene más tener el negocio como autónomo o bien pasar a sociedad mercantil; los distintos gastos deducibles en alquileres de inmuebles en función de si tributamos con el Impuesto de Sociedades o con el IRPF.
Aunque estos son los ejemplos más típicos la realidad es que hay otras muchas cuestiones en las que el distinto tratamiento fiscal puede afectar a las decisiones en el negocio, cuestiones que ya sea por falta de conocimientos o tiempo, la mayoría de empresarios desconocen.
Es por este motivo que en Gescom siempre recomendamos realizar una revisión sistemática de los distintos puntos que afectan a la deuda tributaria de la organización o negocio.
A modo de resumen los más importantes son:
- Encuadramiento correcto en el formato mercantil más adecuado a la actividad del negocio, a la facturación y las condiciones particulares del empresario.
- Cálculo de la amortización óptima, generalmente la máxima.
- Incentivos a la creación de empleo y mantenimiento de plantilla.
- Ventajas fiscales a la inversión empresarial.
- Compensación de bases imponibles negativas de ejercicios anteriores.
- Intereses financieros como gastos deducibles.
- Análisis de cobrabilidad para dotar provisiones de insolvencia.
- Análisis de deterioros en Inmovilizados.
- Test de valoración de inversiones financieras.
- Análisis de existencias para valorar obsolescencia y roturas.
Por su puesto también se debe prestar atención a otro de los grandes impuestos de la economía nacional. El Impuesto Sobre el Valor añadido(IVA).
En principio el IVA es un impuesto que no afecta al empresario, dado que lo debe pagar el consumidor final, pero en la práctica sí que es un impuesto que afecta en gran medida la actividad del negocio, dado que implica una subida del precio final de venta al público. Con lo cual, la elasticidad precio demanda es lo que va a determinar a qué sujeto afecta más. En otras palabras, subir el precio un 21% (depende el tipo al que se encuentre) no es gratuito para el empresario, en la mayoría de mercados esto supone una merma en las ventas y por tanto una disminución en el beneficio final de la empresa.
El buen conocimiento de cómo funciona el IVA nos permite aprovecharnos lícitamente de las distintas opciones que en él se presentan, por ejemplo, es el caso de arrendar apartamentos turísticos o en operaciones exteriores.
En función de que servicios se estén prestando, la duración de los mismos y las condiciones. Se podría estar arrendando un inmueble para vivienda, por tanto, exento de IVA. O se puede estar sujeto a un IVA del 10% dada la similitud entre alquiler de apartamento turístico y alquiler de larga duración, no obstante, existe servicios auxiliares a dichos alquileres que pudieran devengan un mayor tipo, como es el caso en el comercio hostelero por servicios de cafetería.
Para finalizar una reflexión. Al igual que uno va a al médico y se realiza chequeos de forma rutinaria. Cada cierto tiempo hacer una revisión de la estructura fiscal en el negocio reduce en muchos casos la carga tributaria total a la que debe hacer frente la empresa o empresario. Y esto no solo es positivo por estar en orden respecto a las deudas con Hacienda, evitando cualquier tipo de evasión fiscal que pudiera estarse cometiendo, sino también porque implica una mejor gestión del negocio y una mayor rentabilidad.
Revisamos la estructura de financiación del negocio para saber si cumplimos los requisitos de deducibilidad y de incentivos fiscales lo que conlleva una revisión pormenorizada de la eficiencia en la gestión de recursos de la empresa.
Cada año se modifica y amplía la normativa regulatoria, además de los planes de inspección, por lo que es vital, re analizar la planificación fiscal al menos dos veces al año, una al inicio del ejercicio para presupuestar la estrategia anual y otra a mitad de año para analizar el grado de cumplimiento o desviación sobre los parámetros iniciales.
Es importante realizar el check semestral dado que posiblemente la compañía no haya podido realizar la ejecución fiscal adecuada a la norma, ya que normalmente existe mucha ambigüedad tanto en la interpretación de la norma como en la documentación de la prueba en caso de inspección, es por ello que una vez se planifica se pueden generar consultas a la dirección general de tributos que ayudan a la aplicación de dicha norma planificada.